CABALLO ASUSTADO POR UN RELAMPAGO, DELACROIX

El romanticismo de Delacroix abandona los dogmas del clasicismo y centra el poder expresivo en el color, con alguna inspiración en el barroco. Atraído por los temas exóticos y las grandes escenas históricas, Delacroix tomó especial cuidado en la representación de animales, especialmente, los caballos. En esta obra pintada en 1824-1829, realiza un soberbio trabajo anatómico con la figura del animal, resaltada por el sombrío cielo tormentoso y el mar oscuro. En esta obra, Delacroix no es ajeno a la influencia del romántico Géricault y su manera de pintar los caballos, ni la del pintor inglés Sawrey Gilpin.